"Todas las vidas son difíciles; la exitosa realización alcanzada por algunas obedece a su modo de afrontar los sufrimientos. Cada dolor es una confusa señal de que algo va mal, que puede engendrar tanto un buen como un mal resultado en función de la sagacidad y fortaleza de quien lo padece. La ansiedad puede precipitar el pánico o bien un análisis cuidadoso de lo que va mal. Una sensación de injusticia puede conducir al asesinato o a una innovadora obra de teoría económica. La envidia puede desembocar ya en amargura ya en una decisión de competir con un rival y en la producción de una obra maestra.
Como había explicado en el capítulo final de los Ensayos ese Montaigne tan admirado por Nietzsche, el arte de vivir radica en sacar provecho de nuestras adversidades:
Hemos de aprender a soportar aquello que no podemos evitar. Nuestra vida está compuesta, como la armonía del mundo, de cosas contrarias, así también de distintos tonos, suaves y duros, agudos y sordos, blandos y graves. ¿Qué querría decir el músico que sólo amase algunos de ellos? Es menester que sepa utilizarlos en común y mezclarlos. Y lo mismo nosotros, los bienes y los males, que son consustanciales a nuestra vida.
Y unos trescientos años después, Nietzsche retorna a la idea:
Si fuésemos un buen campo de labor, no dejaríamos perecer nada sin utilizarlo y veríamos en todo, en los acontencimientos y en los hombres, estiércol útil, lluvia y sol.
Así pues ¿cómo ser fértiles?
En sus raíces, las plantas pueden antojarse extrañas y desagradables, pero una persona con conocimientos y con fe en sus posibilidades logrará que den bellas flores y frutos, del mismo modo que en la vida, al nivel de la raíz pueden existir emociones y situaciones difíciles cuyo cuidadoso cultivo puede, sin embargo, desembocar en las mayores conquistas y alegrías.
No deberían turbarnos nuestras dificultades sino tan sólo nuestra incapacidad de hacer que crezca de ellas algo hermoso."
Extracto del libro "Las consolaciones de la filosofía" escrito por Alain de Botton.
5 comentarios:
Es cierto que las muchas cosas bonitas se obtienen en la adversidad. En las catástofres siempre se cuentan historias de personas que se salvaron cuando parecía imposible, o de perrillos que terminan siedo adoptados por alguien que detesta a los animales. Las situaciones negativas suelen sacar lo mejor de nosotros, nos obligan a esforzarnos. La mayoría no sabemos trabajar si no es bajo presión, por ejemplo.
En el fondo, parece que a los seres vivos, en general, nos viene bien que, de vez en cuando, nos sometan a situaciones difíciles. Así nos esforzamos por recuperar la vida tranquila y feliz que pretendemos alcanzar.
Afortunado me siendo yo de tenerte un poquito más cerca, Mirada.
Un beso.
Una mirada interesante, Mirada.
Que bonito sería como dicen por ahí arribita, por que no resurgir de la felicidad, si no del sufrimiento?
Lo que pasa es que el ser humano y lo digo por mi :) Recordamos siempre los malos momentos, son ellos los que marcan nuestra vida, pero si ponemos en una balanza los buenos y malos, claro que se inclina por los momentos buenos :)
Me atrevo a pensar que Dios nos pone aquellos momentos difíciles para que aprendamos a defendernos, a salir adelante, a demostrar que podemos :)) Y sì, de verdad que mañana los recordamos tan sólo como detalles de la vida misma :)
Me gusta!
Un beso
Corazón...
;o)
La vida es un compendio de momentos. Hay que sacar provecho de lo bueno y lo malo. Porque también hay mucha gente que debería ser feliz y no sabe cómo serlo. De la alegría hay que aprender, saber disfrutarla.
Yarince (http://blogs.ya.com/guerreroyarince)
Hay que saber vivir la vida, de las situaciones duras se pueden sacar las mejores experiencias y relaciones. Es cuestión de saber enfocarlo adecuadamente. :-)
Un abrazo!
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