26 mayo 2005

Esclavo de sus pies descalzos

"Hombres de mar" AURELIO ARTETA y ERRASTI


Desde muy pequeño se encontraba con el mar. Nacía en una familia marinera en la que reinaba el trabajo para llevarse algo a la boca. Uno más entre los hambrientos. Bajaba a la orilla con pocos años de vida para con sus hermanos recoger "minchas" que luego sorbían para comerse el interior. Su desayuno cuando no conseguían pan.
Su padre y su abuelo se encargaban de pescar con las grandes redes. Mientras los miraba jugaba con las gaviotas. Su madre limpiaba el pescado, cosía las redes. Se fue haciendo chico. Miraba el mar, miraba el horizonte y soñaba con llegar al otro lado. Embarcarse para cubrir sus pies descalzos. Para llenarse de vivencias y riquezas, sacar de la miseria a los suyos. Quería explorar, quería crecer, quería mejorar.
Recuerdo estas palabras contadas por él. Contadas vivencias, susurradas para mí mientras en la oscuridad de aquella habitación me envolvía entre sus brazos. Palabras que hablaban de su sentir, de su familia, de su adorado mar.
Entre sus besos, entre sus caricias, me iba preparando para afrontar la decisión que acaba de tomar. Para romper con el pasado y abrirse al futuro. Marcharía sólo en aquel barco, sólo, sin mí, se embarcaría en ese velero que llevaba días anclado en el puerto, la Bella Lola.
- "Cielo no te aflijas, no sufras, tan pronto llegue a Cuba, sabrás de mí, te enviaré dinero y vendrás hasta donde yo me encuentre, no sufras mi vida, todo es para bien".

Inmenso. En aquel barco inmenso entraba. Y el sol al amanecer me cegaba. Me llenaba de angustia. Esa luz cegadora me perdía de él. Se mantenía oculto por las sombras. Cientos de hombres se despedían de sus familias, hombres con la cara desencajada por el hambre, pieles curtidas al sol, al viento y a la sal del mar. Una aurea de sufrimiento, de desesperación ante la soledad se cernía sobre todos.
Esclava, me sentía presa, atada a su propia decisión, anclada. Se marchaba mi bien. Un hombre viril lleno de mar y de amor por la libertad. Descalzo, sin ataduras. Rudo y dulce hombre, que con sus manos me moldeó para él. Marchaba en ese último barco para las américas, me desgarraba por dentro.

Se comentaban asuntos de otros que habían viajado a Cuba. Cumplía mi amor treinta y ocho años. Pero de Juan no se sabía nada. En esos días llegó una carta. El comienzo del final.
Llegaba la decadencia, con ella mi cuerpo destrozado en las entrañas, no albergaba vida, la continuidad se había muerto, mi interior hemofílico incontenido por la boca que da la vida fluía para perderse en el mar, mi pequeño tesoro, ilusión que guardaba dentro de mí, carne de mi carne, mi pequeño.
El gran barco de velas se quedó en el astillero, nadie podía embarcarse en él, no volvió a la mar.

"Entre luces, entre sombras, te escribo. Dolores y ausencias llenan de mal mi ser. Contenida rabia sin gloria. Hondo suspiro sin poder volver. Mi existencia se embotella en esta isla de prisión, amada mía, la fuente de mi alma. No soporto esta soledad. Vienes dentro de mi sangre, cada vena te contiene dentro, te bombeó, me recorres, te veo y no puedo tocarte. Pinchar una de ellas, serías tú quién apareciera ante mis ojos. Mirar tu hermoso pelo, oler tu piel. Este líquido desciende y gota a gota te vas formado, amada mía, ante mis ojos. El placer me transporta reconozco tu olor, el sabor de tus labios, tu piel suave, el gusto de tu lengua, el tacto de tus curvas, me abrazo a tu cadera, llega una ensoñación, éxtasis a borbotones.
No es la primera vez que me desangro para amarte, no será la última y cuando aquella suceda moriré en tus brazos, dentro tuya, amada mía, salvado por ti."

12 comentarios:

MarthePG dijo...

Jooo, que triste!! Por tratar de encontrar un futuro mejor, prefirió irse lejos, buscando más allá de sus posibilidades. Y lo comprendo, tener el mar a tus pies, ser dueño y señor de las olas en los primeros días, y acompañarse del sol durante el día, y guiarse por las estrellas durante la noche... Es una aventura, que bien valen días fuera del hogar.
Pero dejarla allí. En tierra. Sin él. Eso se hace por amor, pero no siempre tiene recompensa.

Un beso.

MarthePG dijo...

Guauuuu!!! Primera!!! :)

scape95 dijo...

Qué triste... jo! snif...

Troy dijo...

Nice art work, but I cant read espanol....

Luis Martínez Álvarez dijo...

En verdad que es triste... ni hablar, sé de quienes se han ido y nunca volvieron, quedaron en algún punto de la frontera con eatados unidos. Besos.

Sra. Chayo dijo...

Esto fueron como diez mil historias dentro de una. Fue inevitable quedarme pegada en el parlante del pc por minutos eternos. Pensando en cuanto de aquello puede cierto y cuanto puede ser felizmente una ilusión. me recuerda las manos de uñas redondeo de mi helado de chocolate, las mil y una veces de nuestras usencias, y los borbotones de sangre que salen de mi alma cuando lo recuerdo y no lo encuentro, proque simplemente no esta. Estoy sin palabras. Pero esta claro que tu no lo estas =)

Anónimo dijo...

qué difícil describir sentimientos, emociones...
y qué bien lo consigues tú.
Besos

Anónimo dijo...

Dificil vida, dificiles decisiones que marcan enteramente una existencia...

Anónimo dijo...

Escribes muy bonito mirada pero me gusta más leerte cuando tu literatura eres aún más tú, sólo tú

besos :)

Cecilia dijo...

Guada!!!!!!! te agregue a mi blog, ya que me ayudaron a agregar los linksss asi que ahora no tengo que ir al blog de Uli para verte!!!!!
Voy desde el mio a ver todos !!!!!
Besotes y buen finde si no te veo.

Unknown dijo...

Hermosa y triste historia. Yo tengo un abuelo que se fue a Cuba y no volvió, está enterrado en Santiago de Cuba. Le fue bien, pero pasaron otras cosas,entre ellas su muerte por malaria... De hecho, hice una novela sobre él, "NUNCA VOLVI DE CUBA". Un beso.

Anónimo dijo...

Qué las idas no nos dejen tullidos.
Abrazos

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