24 junio 2005
Divina máscara
"Divina Máscara" MANUEL LÓPEZ OLIVA
De frente a un espejo, un hombre se mira a los ojos, no deja de pensar en su cuerpo, en el cuerpo de aquella mujer que entraba entre las olas del mar aquella noche. El reflejo de su cuerpo de hombre está solo, desnudo se mira al espejo y vacío se mira por dentro, la belleza reside en aquella mujer ingenua de mirada sonriente y sonrisa llena de ternura. Mira a través de sus ojos cerrados y se encuentra con ella. Piensa en la imagen que le ha quedado grabada en su retina.
El cuerpo de una mujer segura de si misma, desnudándose frente al mar. Cubierta de la luz de la luna empañada por la niebla en esa noche de San Juan, fuego de las hogueras reflejándose en la mar calma. ¿Por qué no puede sentirse dentro de ella?.
Desea acariciar sus piernas de blanca piel, suaves y robustas. Acunar entre sus manos sus generosas nalgas, dejarse llevar por sus caricias. Sentir esos turgentes pechos encima de su pecho, entre sus manos, en su boca deseosa de mamar. Los labios se rozan provocando que las lenguas salgan para recibirse en un beso, la respiración se acelera y la piel quiere tocarse entera.
No puede más, desea poserla, ahogarse dentro de tanta belleza.
Está frente al espejo recogiendo entre sus manos su propia verga llena, moviéndola de arriba hacia abajo, apretándola, suaves masajes iniciales, suelta saliva que deja entre sus dedos y su mano resbala con armonía y dedicación, con firmeza y constancia, con energía y velocidad que aumenta al mismo tiempo que con su mano libre se cachetea las nalgas. Siente como se hincha entre sus manos, como palpita y crecen las venas, rebosan leche dispuesta a salir, piensa en la boca de ella, en darle de beber, en calmar su sed. En mordisquear y lametear con afán sus duros pezones, penetrarla, clavarla hasta el fondo. Llega al orgasmo, le recorre por dentro una corriente vertiginosa, llena de escalofríos, calor, sabores que dejan el espejo salpicado de semen. Mira su reflejo y se ríe a carcajada plena, partiéndose el alma, pues la quiere con él.
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17 comentarios:
Qué los espejos jamás reflejen las ausencias.
Abrazos
Muy bien Miradiña: Ahhhhh... La víspera de San Juan: ¿Qué hiciste?. Morgano.
¡ay! los misterios de la noche. Y del fuego. Quema. :-)
¡feliz finde!
...Un desahogo momentáneo tal vez, aunque del espejo nunca saldrá un te quiero...
SALUDANDO: LeeTamargo.-
buen fin de semana
besos
En esa noche todo es posible solo o en compañía ;)
Dark kisses
Glups!
Esto achicharra pero bien, me encanta el olor a fuego...abrazos
Eso es quererse a sí mismo, aunque lo disfrace de recuerdos... ;-))
Me gusta mucho como relatas este tipo de episodios.
Besos
Mira cuando puedas, lo cual va ser un complemento de clásicos y temas de actualidad de un amigo común:
http://nohaymentesincerebro.blogspot.com/
Un saludo, amiguiña. E.
Gracias por tus textos y tu selección de cuadros
Hmmm... Frente al espejo, la imagen de la mujer deseada no es más que una excusa para quererse a sí mismo. Onanismo se llama, creo.
Saludos
Qué maravilla has narrado mujer, lleva lejos, muy lejos con estas letras tuyas cargas de sensaciones. Besos.
Por cierto, para aquellos efectos acordados te recomiendo el siguiente artículo:
http://dulcemariagonzalez.blogspot.com/2005/06/el-turno-del-escriba.html
Gracias Miradiña. Egosumiño.
Fuego de las hogueras reflejado y desperdiciado en el espejo?
Mejor seguir lleno en la espera.
Besos
Siempre han dicho que las sustancias naturales son los mejores limpiadores de vidrios. Pero con semen no creo que resulte... mmm... quizás le pregunte a alguien, que se va a a quedar más solo que el recuerdo de ese tipo.
Linda Mirada, mi mirada
Maravilloso, una naracción realmente buena, pasión y esperanza, y una risotada final que clava el texto. Chica, no sé que decir, salvo que me tienes enganchadita a tus textos.
besos
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