25 noviembre 2005

Una amatista

Castrojeriz - Frómista
6 de octubre de 2004

El amanecer es espectacular. El de hoy y el de estos últimos días también. Es uno de los placeres más importantes del día, de cada día para mí. Sentir amanecer, sentir como llega la luz abriéndose paso entre distintos colores por todo el ancho cielo, que en esta tierra castellana, tan llana, se aprecia especialmente.
El fresco de la mañana, el comienzo del caminar, el sol acompañando, la vida despertando de la nocturnidad, con mi nueva compañera Rocío a risas nada más comenzamos el trayecto.
Paramos en Itero, en el hospital de peregrinos de San Nicolás. Está gestionado por una cofradía italiana, también es un sitio muy adecuado para pasar la noche, pero a nosotras no nos ha coincidido así. Muy amable el hospitalero italiano, nos invita a un tentempié compuesto por café y fruta. Estábamos preocupadas por el agua de los pozos de la zona, mis compañeras que iban dos etapas por delante de mí, estaban pasando serias dificultades, diarreas y gastroenteritis. Hablándolo con el hospitalero nos dijo que el agua era potable, lo que sucedía era que con el cansancio acumulado muchos cuerpos no tenían las mismas resistencias a los distintos minerales, que cada organismo establecía un aviso para que se produjera el descanso adecuado.
Mis conocimientos médicos son escasos. Lógica, y primeros auxilios, todo lo más. Pero lo que si veníamos comprobando todos era que cualquier peregrino, de cualquier edad, condición física, objetivos previstos para este Camino, que nos encontramos desde Roncesvalles, más tarde o más temprano, por unas razones o por otras, su cuerpo le estaba indicando que se lo tomase con tranquilidad. Empezábamos a descubrir que sí, que el equilibrio entre mente, espíritu y cuerpo era muy esencial...
Cuidar la espiritualidad es muy necesaria, unos lo hacían a través de rezos y unión con Dios, otros a través de descanso mental. De alguna manera sientes y aprendes a escucharte y a estar en comunión con la naturaleza. Creo que esta es una de las razones por las que te engancha el Camino: sentirse en comunión, sentirse en paz contigo mismo, con los demás y con el espacio, todo fluye de una manera muy natural.
Una vez más me sucede, el hospitalero no hacía más que observarme atentamente y me dice: "tengo algo para tí".
Coloca en mi mano una piedra, una piedra semipreciosa de color violeta, una amatista. Me dice que imprime confianza en la persona que la lleva, que tengo mucha valentía y fuerza para llegar hasta donde me encuentro, pero además necesito encontrar dentro de mí la confianza y la paciencia. A Rocío le regaló un rosario.
Seguimos caminando en paz y muy contentas por encontrarnos en Itero con esta persona.
Rocío un poco más adelante decide quedarse y no caminar más. En mi caso quise continuar hasta Frómista, el camino no se me hacía duro, y sabíamos que nos encontraríamos al día siguiente en Carrión de los Condes.
Llego a Frómista, satisfecha conmigo misma, algo cansada pero muy contenta. La iglesia de San Martín es preciosa, la tarde se presentaba con lluvia de tormenta, y pensé que soy una persona muy afortunada.

10 comentarios:

scape95 dijo...

Biennnn!!!!

Cecilia dijo...

Guada: besos!!! Espero que estés bien!

Anónimo dijo...

Ojalá que todos los amaneceres comulguen con tus ojos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Besos mirada.
www.desprendimientoderutina.com

mirada dijo...

Gracias Scape, seguiré con el diario del camino, ya queda menos :-) Besos

Cecilia, estoy muy bien, igual que tú :-) gracias. Muchos besos.

Toshiro, no sé que decirte más que mil gracias siempre, besos amigo.

Pablo, muchos besos también para ti.

Unknown dijo...

Viajera incansable, yo me retiro al amanecer... Carpe noctem!.

almena dijo...

mmm cómo me gustaría acompañarte en esa aventura...

besos!

MarthePG dijo...

Me encanta tu camino, es espectacular, y me entran ganas de hacerlo, y vivir yo también esa experiencia.

Besos

Anónimo dijo...

Yo suelo desprenderme de mis piedras. Todas las llevo conmigo un tiempo. Ahora es un cuarzo que me costó mucho conseguir :)

Lo llevo en un cordón porque aunque es alargado, grande y tosco... la piedra me hace mucha compañía. Pero me muero de curiosidad por saber quién hará esta vez que me desprenda de él. Cuando regalas una piedra... es como si te desprendieras de todo lo bueno que has sentido y tratado de que ella recogiera de ti. Fue un regalo muy especial. Le inspiraste Amor.

Candela.

Anónimo dijo...

De hecho, Guadalupe, la amatista es un protector de amor. A tu compañera le regaló un rosario, imagino que para que rezase... No se me olvidó esto en absoluto, el detalle, y el que tú decidieras seguir... Adoro tu diario, que lo sepas.

Candela.

Ni te imaginas lo que me ayuda.

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