22 enero 2007



Y entre tantos azules celestes, sumergidos,
se pierden nuestros ojos adivinando
apenas los poderes del aire, las llaves submarinas.
Pablo Neruda




¿Qué somos para el mundo?
Y para nosotros mismos, ¿qué somos?
Pongamos una pequeña muestra, pongamos que todas las personas que conozco, con las que hablo asiduamente, un porcentaje demasiado elevado: sufre.
Lo más doloroso para todos mis sentidos es comprobar como nos castigamos, una y otra vez. Puedo llegar a comprender el por qué. La razón que nos lleva a esa intolerancia personal, también la atisbo desde la lejanía, pero no entiendo, no entiendo cómo sabiendo y siendo conscientes no logramos dejar de hacerlo.
Una vez conseguí encender una lucecita dentro de mí, en aquel momento supe que había alcanzado una estabilidad emocional, estaba en paz conmigo y con mi pasado. Es muy complicado mantener esa sensación dentro de uno, en seguida llegan los devoradores de estima.

12 comentarios:

ka dijo...

Pues hay que aprovechar ahora entonces, manteniendo esa lucecita, y echar cara a los devoradores de los que hablas!! :)
y a las preguntas de arriba...no sabria que contestar :(
un beso

Anónimo dijo...

Buen poema, sentido...

Cecilia dijo...

Guada, creo que cada uno tiene su respuesta.

A veces la vida trae contratiempos. Pero también creo que hay que aprender a tomarlos con otra filosofia, a no llorar por anticipado, a una vez pasado el dolor sacar el aprendizaje.

Con el tema de la salud de mi hermano en mi interior cambiaron muchas cosas.
También tiene que ver con los tiempos de las personas. Con los momentos de vida, edad, madurez, necesidades. En fin.

Una vez encendida esa luz interior hay que mantenerla y una buena manera de hacerlo creo que es aprender a ver los problemas del otro, preocuparse, ayudar, pero no enfermarse con el otro. Si el otro tiene un problema y uno se enferma con el ya son dos problemas. ( a modo de ejemplo digo esto, porque además es lo que estoy viviendo)

Besos y abrazos ENORMES!!!!!!!

Anónimo dijo...

A veces tendemos a castigarnos.
Tú sabes bien que la solución está en no dejar apagar esa lucecita que nos pone en paz con nosotros mismos.
Y también en no hacer caso a los destructivos sino a los que te hablan y te miran como amigos.
Tú sabes mirar. Nunca lo dudes.

Muchos besos.

almena dijo...

Decididamente... no existen respuestas.


Un beso!

Anónimo dijo...

o importante é ter chisqueiros preto túa para voltar a acender essa luzecinha a miúdo....

Sangre dijo...

que razon llevas guadiña...como siempre...un bico. Carlos

yole dijo...

Hay que mantener la luz para que sea como un faro que nos guía...
Besos luminosos.

Anónimo dijo...

que grosas las palabras de pablo neruda, no sabía que había escrito eso, carajo, siento que siempre llego tarde...

ybris dijo...

Pasé por aquí otra vez a leerte y he visto que salí inesperadamente anónimo.
No era mi intención.

Besos

Anónimo dijo...

Que no se apague la luz. Ser por momentos un equilibrista en la cresta de la ola, darse un chapuzón, seguro,algún día, pero hidratándonos, así, para proseguir el espectáculo circense.
Una sonrisa y un abrazo bien fuerte!

Unknown dijo...

A veces creo que ese sufrimiento interno forma parte de un imperativo evolutivo. Sentimos sufrimiento para poder superarnos.

En cierta manera la idea también se parece a la del budismo. Estamos atrapados en una rueda infinita de sufrimiento y sólo cuando somos plenamente conscientes de ello somos capaces de escapar de ella, alcanzando así el Nirvana. O el equilibrio interior.

Besos en equilibrio

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