23 abril 2008

Sin miedo



Subo a la esquina más alta de esta inmensidad para mirar hacia lo lejos y no distingo entre colores tan bonitos. Es entonces que no sé lo que hacer para vivir en plenitud. Me siento tan pequeña que logro entender que lo más sensato será ocuparme de distinguir los colores que nacen también dentro de mí.


Nacen, estimada Ana, como tú muy bien dices cuando el corazón no duele. Cuando está libre de prejuicios, libre de peso y sombras que bloquean justamente nuestra intuición. Intuición que entiendo como esa libertad del ser, esa sensación de paz y de sabiduría en armonía con lo que somos. Cada día que comienza tengo el mismo propósito: liberarme de todo mal que pueda enturbiar mis decisiones, así podrá llegar la belleza de lo inesperado, así podré amar cada segundo. Y no quiero decir con esto que no crea que no se encuentren cerca de mí cada día, sino que si me despierto con enormes corazas mi corazón no late con la misma intensidad, dejo de sentir y la intuición desaparece, perdiendo con ello esa sensación de plenitud o lo que es todavía peor para mí: sólo siento el dolor del castigo, el dolor del luto y empiezo a sentirme aislada en una soledad fría. Cuando miro hacia mis experiencias, en muchas de ellas, encuentro que las decisiones fueron tomadas con mi corazón cubierto de algún que otro miedo. Creo firmemente que todos y todas somos conscientes de nuestros miedos, hasta incluso dónde han nacido y de qué se alimentan y cómo nos hacen sentir satisfechos de nuestras decisiones. Sentir en equilibrio es complicado pero no imposible. Estima, confianza, pureza de juicio para todas y todos.

8 comentarios:

Poledra dijo...

Ya sabia yo que seguro seguro que acababas de postear!

Me encanta la foto. Y buen consejo.

Un abrazo enorme

mirada dijo...

Guapa más que guapa :-)

Poledra dijo...

;-)

Marina Culubret Alsina dijo...

No es imposible, estoy convencida de ello. :-)
Gracias. Palabras, imágenes, bellas, ciertas, que acuno en la palma de mi alma.

Un abrazo, Guada...!

Anónimo dijo...

Bello deseo, difícil también. Cuando uno se conoce potr dentro y por fuera, del derecho y del revés, puede entender mejor lo que le rodea, por qué le pasa lo que le pasa, y aspirar a que todo vaya mejor, ciertamente. Sigue así. Y no te vayas por tanto tiempo.

ana p. dijo...

Te deseo:
Todo un jardín de colores, desde el que echar a volar como tu mariquita, sin miedo. Aunque las tormentas de la memoria nos traigan rayos y truenos.
Equilibrio de funambulista, presto a la aventura pero firme en el paso.
La presencia en el espíritu para manifestar en nuestro cuerpo aquéllo que sabemos.
La suavidad y firmeza del bambú en las palabras para expresar aquéllo que quieres sin quebrarte.
Un enorme beso. Gracias

Néctar dijo...

Creo que cuando conoces bien el fondo de tus entrañas sabes cómo actuar ante el miedo, él va a estar siempre ahí, pero de tí dependerá siempre que esté latente o patente. Nunca olvides que el miedo existe, forma parte de nosotros pero, es muy distinto que forme parte a que se convierta en el protagonista de nuestras vidas. Te invito a que hagas explotar tu silencio como yo hago, a veces las personas que parecen más fuertes en la vida son las más débiles porque creen que dominan sus miedos, pero lo único que hacen es ocultarlos, sigue compartiendo con nosotros tus silencios en grito de socorro que siempre habrá alguien dispuesto a escucharte. Ánimo y gracias. Llena tu vida de colores que eso te ayudará a sentirte mucho mejor.

Inuit dijo...

Qué bien que expresas como el miedo adormece la intuición,la que despierta la sorpresa,como goce y alegría, de lo nuevo y desconocido,de lo inesperado.Me gusto:"Mi corazón cubierto de algún que otro miedo"
Auroras luminosas

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