28 abril 2009

Sentido del gemir

Llenó la jofaina de agua. Agua fría del jarro. Remojó su cara. Llenó de agua toda su cabeza. Se miró en el pequeño espejo rajado...”

Luis Martín Santos “Tiempo de silencio”.


Paso del caracol


Aquella mañana si quisiera podría haberlo aplastado, sin ningún esfuerzo su pie podría haber ganado la partida. No quiso entregarse a esa violenta sensación de vencedora. Estableció un final de la historia mucho más interesante: observar cada uno de sus ondulantes movimientos.



Digna pose del caracol


Sucedió que durante largas horas con sus largos días, ni se inmutó, mantuvo su digna pose.
Sé que os estaréis haciendo la misma pregunta, y si, habéis acertado en vuestros pensamientos, decidió abandonar a su suerte al pequeño caracol, dejando de cuidar y de alimentar su vida.

3 comentarios:

Inés González dijo...

Este breve y conmovedor relato plantea interrogantes varios, opto por el más doloroso, ella deja de cuidar y alimentar su vida, abandonado esa "pose digna de carcol", tal vez sea mejor así encogerse y dejar libres a las fuerzas de la naturaleza, sentir sobre todo la presencia del universo ávido como una lengua de agua...
Un fuerte abrazo

Simplemente Olimpia. dijo...

Compasiva? generosa? egoista?...las opciones siempre provocan esas preguntas...la decisión, sin embargo, nos da la respuesta.
Nadie debría tener que alimentar parásito alguno, támpoco holgazan...creo en las "compesaciones", en las de cada uno.
Perfecto relato y escogido final. A mi entender, el único posible.
MI beso agradecido.

Olimpia.

ybris dijo...

Grandeza del respeto a la vida.
Y a su libertad.
Quien lo ve así en un caracol debe de verlo de ese modo en cualquier ser vivo.

Besos

En archivo