Las comisuras de sus labios se sonreían mientras ella subía la escalinata hacia la entrada de la casa. Miraron sus ojos, inquietos, dulces, curiosos. Una bienvenida entre ternura, abrazos reconocidos y besos. Besos lentos entre silencios llenos de deseo. Enmudecieron sorprendidos por las sensaciones que recorrían su piel. La ropa desapareció, las manos se llenaron de caricias, mientras la boca se hacia mordisco. En silencio, sin murmullos, levantándose de sus cenizas, con tanto amor, engañaron al miedo del vacío.
Apprendre à rêver
À rêver pour deux,
Rien qu'en fermant les yeux,
Et savoir donner
Donner sans rature
Ni demi-mesure
Apprendre à rester.
Vouloir jusqu'au bout
Rester malgré tout,
Apprendre à aimer,
Et s'en aller,
Et s'en aller...
5 comentarios:
No es fácil saber amar sin perder el sabor continuo de la sorpresa de un encuentro siempre nuevo.
Besos.
Buen sitio esa escalinata y el umbral de una puerta para combatir el miedo al vacío.
Un besazo grande.
En la situación que tú planteas el engaño al vacío hasta podría decirse que sobra. Otras cosa es que viniesen de una situación de bastante desgaste.
Milleiros.
Los reencuentros es de lo mejor que hay en esta vida...
Besicos
Amar sin pedir, dar sin esperar… ¡que pocos saben disfrutarlo!
Un beso.
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