03 marzo 2010

Leer a Piero

es disfrutar de una bella aventura entre palabras y silencios.

Os dejo a continuación lo último que ha publicado:


¿Es posible la felicidad?




¿Es posible la felicidad?

“El dolor siempre es pregunta, y el placer, respuesta”. Escribió Paul Valery a mediados del XX. Por eso lanzarnos en pos de una respuesta es una búsqueda del placer, un viaje. Y es cierto, tenemos el billete con los datos completos. Pero, ¿qué pone por detrás? ¿Por qué no leemos el reverso? ¿Nos atrevemos? Vamos allá. De nuevo otro dolor, otra pregunta.

¿Es imposible la infelicidad?

Lo mejor es que iniciemos el viaje. Diría alguien a primero de mes, que con el bolsillo repleto pocas pruebas se hacen agrestes, pocos esfuerzos matarían su moral. Incluso en un arrebato de euforia, no lo olvidemos, la euforia es algo intrínsecamente humano, la infelicidad no cabe en su bolsillo. El bolsillo del viajante suele ir lleno de cosas inesperadas, de objetos que de normal reposan en el cajón del limbo. Y el limbo y los viajes son dos vacunas para la infelicidad, por lo que si son vacunas, antes estuvo el anticuerpo, antes estuvo la infelicidad. Y si estuvo no fue posible que no existiera.

De modo que la infelicidad no atiende a bolsillos rocambolescos ni a cajones mágicos. Está en la medida en que se la piensa, en la medida en que se la siente al nombrarla y sobre todo al recordarla. Por lo que la infelicidad es algo que ya ha ocurrido. Y en el ocurrido se revela su innata existencia. Entonces podemos dejar atrás ya el pasado, depositarlo en el anaquel de nuestra memoria que mejor se adapte a la infelicidad y aventurarnos por fin, sin peligro de volver atrás, en la pregunta, es decir, en el dolor que nos cita.

¿Es posible la felicidad? En la medida en que el placer es la respuesta, como dijera Valery, la sola búsqueda de la misma es ya una fuente de placer. Una lucha por la mejora, por el progreso, por el dejar atrás el pasado. ¿Lo estamos viendo? Hay movimiento, hay acción, hay posibilidad. Y en la medida en que surge la posibilidad, el concepto buscado se aproxima en nuestra mente. A nuestra mente le parece que la palabra felicidad puede tener algún significado experimental. Algo que reconozca cuando se presente. La mente, en este caso, está posibilitando su existencia mediante la concepción previa del término. Todavía no sabemos si es posible la felicidad, pero sí conocemos, y esto no deja de ser importante, que el representarla de algún modo en nuestro cerebro acarrea la posibilidad de que sea factible.

Dice la RAE que factible es lo que se puede hacer. Y si seguimos moviéndonos, es decir, provocando una acción, es decir, buscamos el término hacer en la RAE, nos dice que es producir algo, darle el primer ser. No hay ser humano que al oír la expresión darle el primer ser no la asocie de inmediato con nacimiento. Y una de las fuentes primeras y originales del ser humano es el concepto de nacimiento, fuente de felicidad inocente. Y la inocencia es una de las primeras características del ser humano. Un rasgo del que todos estamos dotados al inicio. Por lo que si en el nacimiento reside la inocencia, aunque sigan existiendo Herodes, esa fuente de felicidad no ha dejado de manar nunca, está entre nosotros. De hecho ya lo estaba hace mucho tiempo, sin ir más lejos en la Grecia clásica. Decía Aristóteles: “La mejor de todas las cosas es la felicidad”. Hemos leído bien, lo que decía Aristóteles es que la felicidad es. Y en su ser radica su existencia, transforma la posibilidad en realidad. Puede que esa realidad sea intangible en la mayoría de las ocasiones, pero eso no la exime de su existencia. Quizá no sepamos dónde anda, ni qué es, ni siquiera el por qué de su existencia, pero es posible que este corolario nos aproxime más a ella. Sea.

¿Qué? Quizá lo que intuyó Julien Gracq: “La única forma que vale: deambular indefinidamente y sin referencias”.
¿Por qué? John Ashbery algo se olía: “En algún lugar alguien está viajando furiosamente hacia ti”.
¿Dónde? Giacometti apuntó: “La aventura, la gran aventura, es ver surgir algo desconocido, cada día en el mismo rostro. Es más grande que todos los viajes alrededor del mundo”.



Queridas amigas y amigos,
disponéis del enlace a su página debajo del título de esta entrada.
Gracias, Piero.

4 comentarios:

gaia07 dijo...

Para emprender este viaje y tener éxito entiendo que antes es necesario soltar el exceso de equipaje que llevamos impuesto, la infelicidad de necesitar más, la infelicidad de ser un modelo en lo que haces, la infelicidad de aparentar lo que no sientes, la infelicidad de demostrar quién eres continuamente, la infelicidad “de innata existencia”… y entonces tendremos en nuestras manos la posibilidad de encontrar la felicidad real.

Leeremos a Piero, así al menos Aristóteles, Gracq, Ashbery, Giacometti, no habrán pensado en vano.
Rico post.

Un abrazo Mirada

mirada dijo...

Gracias tesoro por acompañarme de la mano :-)
Un besazo.

María Antonia Ricas dijo...

Gracias ti, mirada

María Antonia Ricas dijo...

a ti, quería decir

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