11 mayo 2005

Fin de semana en Burgos

Nota al margen: No tengo notas en mi diario sobre estos dos días que descansé en Burgos debido a las infecciones en mis pies, pero me acuerdo perfectamente.

2 de octubre de 2004

Es sábado en Burgos, me despierto temprano como todos los peregrinos a las siete de la mañana. La luz de los días cada vez se va reduciendo más y por tanto también cambia la hora de levantarse, en los primeros días había algunos que se levantaban a las cinco -la mayoría a las seis- y ahora casi todos nos quedamos hasta las siete, me sigue pareciendo demasiado temprano, todavía no salió el sol. Me aseo y me visto con la sensación de pérdida, me corresponde despedirme de otras compañeras: las italianas, Sonia, y con lágrimas en los ojos me encuentro a la salida del albergue, ya en el camino a seguir, a más compañeras y compañeros que continúan. Me dicen: "seguro nos encontramos más adelante o te esperamos en Santiago, haces bien quedándote a recuperar".
Las despedidas no son lo mío y creo que tampoco lo de nadie ¿verdad?. Decido que de camino que voy al centro de salud, a que me hagan las curas, también iré a la peluquería.
Se me ocurrió que, ya que iba a descansar y ocuparme de mi cuerpo, me ocuparía de mi pelo. Una de los grandes inconvenientes tantos días fuera de casa porque al no usar todos los días suavizante -excesivo peso en la mochila- el pelo se vuelve insoportable.
Les causó mucha gracia a las peluqueras atenderme, una gallega en la peluquería del barrio contándoles que venía de Roncesvalles caminando y que lo único que quería era que le lavasen el pelo y que le peinasen. Me preguntaron por el hospitalero que se hacía cargo del albergue: "¿está bueno, eh?". Unas risas se echaron conmigo. El hospitalero estaba muy bien, si, pero mi pelo necesitaba un arreglo y no era para ligarmelo. Salí con una estima muy elevada, me sentía guapa la verdad, ya no me dolían tanto los pies. Hasta a Angel le sorprendió el cambio, pero el cambio no estaba sólo en mi pelo sino que ya me sentía bien. Todo volvía a colocarse en el sitio adecuado.
Burgos es una ciudad muy bonita, y como dicen allí, sólo tiene dos estaciones la del tren y la de invierno. Se equivocan hacía una calor horrible para la fecha en la que nos encontrábamos.
El fin de semana transcurrió muy bien entre charlas amenas, helados en las terrazas, visita al museo, recorrido turístico por la ciudad y casi no caminaba porque usábamos para movernos el coche de Angel. Con él todo se resolvió muy bien, somos amigos y nos comprendemos. Cenamos con Leticia, ella marchaba el domingo para Sarria.

3 de octubre de 2004

El domingo después de venir del centro de salud, decidí que el lunes saldría de nuevo a caminar, los pies no estaban recuperados del todo, pero algo mejor estaban, y necesitaba ponerme a caminar aunque hiciera pocos kilómetros. Me despedí de Leticia, seguiríamos en contacto a través de correos electrónicos. Y por la tarde, Angel marchó para su casa. Le agradecí que hubiese estado justo ese fin de semana, él no caminó pero fue una bendición para mí, resolví cuestiones que quedaban pendientes con él y además me hizo mucha compañía.
Cuando todas y todos los que conocía del camino se fueron, volvía de nuevo a comenzar un camino sola. Y con todo lo que representaba, debería utilizar lo mucho que había aprendido hasta el día de hoy. La experiencia es un grado sabiéndola aplicar.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que cuando una se siente tristona, fea, sin chiste, deprimida o que se yo... es muy buena terapia ir al salon de belleza y decirle al estilista... ¡Haz conmigo lo que quieraaas!... Sale una renovada de ese lugar mágico, nos sentimos aliviadas, hermosas, y con nuevos brios. Me alegra que en ese tiempo hayas recurrido a ese lugarcito.

Y.... ¡a seguir en el camino!

MarthePG dijo...

Jo, me están entrando unas ganas de hacer yo misma el camino... Creo que a pesar de todo, el dolor, las heridas, el cansancio, es un viaje para no olvidar, como bien demuestras en cada aportación.

Un beso!

scape95 dijo...

Por una vez... ¡que llegue ya el lunes! Besosssss.

Anónimo dijo...

No he hecho el camino. Pero tú lo vienes cescribiendo con tanto realismo, que es como una experiencia.
Un beso

Anónimo dijo...

Leyéndote me motiva emprender este verano el Camino de la Plata...no se, ya veremos. Un beso mirada.

Anónimo dijo...

Claro que tuviste buena idea con lo de la peluquería. Yo creo que hay que quererse a uno mismo, porque los demás tienden a imitar ese tratamiento. Si tú no te quieres y no te cuidas, la peña tiende a hacer lo mismo. Si tú te pones guapo/a porque te quieres, los demás lo imitan.
Yo creo que todos queremos a los demás según ellos se quieren a sí mismos...pero se nos olvida.
besos

Funny Blondie dijo...

Qué gracia el detalle de la pelu :-) La verdad es que a veces, una pequeñez así nos pone las pilas y nos hace volver con más ganas ¿eh?
Un beso

Anónimo dijo...

...Sí, Mirada, es un grado... Y al echar la vista atrás se ve toda la experiencia que áun nos queda por andar! ¡Un viaje de verdad interesante! SALUDANDO:
LeeTamargo.-

Anónimo dijo...

Hay que ser valiente para hacer todo eso, quedarte sola, iniciar sola de nuevo el camino....

Ana M. García dijo...

Qué recuerdos del pedacito de camino de santiago que hice hace dos años...
Y Burgos es una ciudad muy especial para mí
un abrazo

Pablo Bautista dijo...

Siempre he creido que el Camino de Santiago de hoy en día no se comprende completamente porque siempre se hace en un único sentido y, en realidad, el proceso de transformación personal tiene dos ciclos, la ida y la vuelta. Esta última fase posiblemente sea la más transformadora para la persona, ya que obliga a modelar todos los pensamientos del viaje progresivamente, según te acercas día a día de nuevo a tu ciudad, a tu vida, a tu hogar.

Cecilia dijo...

Hola Miri, como va? Como viene tu fin de semana????? Espero que bien. El mio muy universitario, muy intelectual. Espero tener un momento para la maravilla de lo espontáneo, lo no previsto, lo que es regalo en esta vida: las pequeñas cosas que nos rodean y que muchas veces no valoramos.Mi sobrino sigue hermosisimo y en sus "tareas": comer, crecer y dormir.
Un besote!!!

Mai dijo...

¿Burgos? Hum..... Me encanta el queso de Burgos...

Mai

Nota: "Hazme lo que quieras" le dije yo la última vez a mi peluquera...

Unknown dijo...

Ay, mira que caminas; yo antes aún, ahora sillon-bol o como se diga... En algunos asuntos me estoy haciendo perezoso. Un saludo, Miradita. E.

Anónimo dijo...

No sé el Camino es extraño... te desgasta al tiempo que te hace fuerte. Se me ponen los pelos de punta al leerte... recordando ''mi camino''... Pronto hará un año... Pero yo nunca iría a la pelu; la odio con toda mi alma y sólo voy dos veces al año a ponerme mis rizos. Es como un trauma. Nunca me dieron con el gusto en el peinado pero es que yo soy muy mía para casi todo :)

un beso

Anónimo dijo...

y estoy con lo que te cuenta Odyseo... que pánico me daría... había momentos en que iba delante de mi grupo y me sentía muy insegura... ¿por aquí? ¿por allá? ¿por qué no veo la concha? ¿y esa fuente? ¿será potable? ... tanto tiempo para pensar bajo el sol

Fran Insua dijo...

Hola Mirada, espero que el viaje haya merecido la pena. Quería comentarte que justamente el único poema que no tiene nada mio es el que más te ha gustando jajaja :D

Está en Noviembre: "A veces" de C.
De parte de C: Muchas gracias

P.D: No te sientas vaga ;)

Anónimo dijo...

Otra de mis asignaturas pendientes. A este paso, cuando al fin me anime, ya no necesitaré ir a la pelu.
Ha sido una sorpresa. Buscaré tus anteriores jornadas, para ir hilando llagas en tus pobres pies maltrechos.
En cuanto a los encuentros y las despedidas, supongo que deben ser una parte de gran significado para el camino.
Un beso, coquetuela.

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