02 mayo 2005

Rabia en el interior

San Juan de Ortega - Burgos
30 de septiembre de 2004

Se cumplen once días caminando y he llegado a Burgos. Anímicamente muy bien, con vitalidad y fuerza interior. Fuerza física también, el gran inconveniente son los pies, concretamente las ampollas, están muy infectadas, me encuentro mal.
Desde Roncesvalles a Burgos hay aproximadamente 236 kilómetros, sale una media aceptable. Lo que me produce mucha rabia es que tenga los pies en este estado tan lamentable, y más circunstancias que no me quiero reconocer a mi misma.
Al llegar a Burgos se despiden los Albertos de Miranda de Ebro, José de Salamanca y Cristina. Cristina que comenzó conmigo en Roncesvalles cumplía sus etapas previstas llegando a Burgos, tenía que viajar a Bilbao pues se incorporaba a trabajar.
Sentimos una emoción muy grande al llegar a la plaza de la catedral de Burgos, es preciosa, magnífica. La había visitado varias veces y todos los recuerdos que tenía guardados vinieron a mi cabeza cuando llegué a ella. Una mezcla de sensaciones tremendas, recordaba un viaje que hicimos con mis padres, eramos mis hermanos y yo muy pequeños, otro con mis abuelos. Me emocioné al pensar en mi abuelo, cuánto lo extrañaba. Creo que cuando el cuerpo está cansado, y al pasar por etapas tan sacrificadas, admiras la belleza de otra manera, reconoces la belleza en las pequeñas cosas de una manera mucho más fácil. Una mezcla de alegría, tristeza, melancolía, amor, gratitud.
Tan emocionada me encontraba que no veía a Angel en la plaza.
Angel venía desde Guadalajara para este fin de semana, sábado y domingo, quería caminar conmigo.
Nada más me vio, me dijo "¡qué hecha polvo se te ve!". Este es Angel.
Nos tomamos un helado en la terraza de la plaza, eran las cinco de la tarde. Había que llegar al albergue, ducharse, hacer las curas a las ampollas y descansar.
La verdad, no tenía ganas de seguir caminando. Fue ver a Angel y darme cuenta de dónde estaba. Recordar por qué había terminado con la relación que teníamos, y de repente me sentía cabreada conmigo misma pues no era capaz de decirle que quería estar sola, se habían ido mi familia del camino hasta estos días, no me sentía juzgada por ellas ni por ellos, simplemente nos apoyabamos incondicionalmente. Y ahí estaba Angel, protegiéndome, dirigiéndome, eso sí, con toda la buena intención del mundo, pero me sacaba de mis casillas, me sacaba de mis casillas otra vez.
Angel es una persona extraordinaria, muy generoso y con un enorme corazón, creí estar enamorada de él, pero me di cuenta de que no era así, de que había algo que me sacaba de mis casillas, una sensación similar a la que me producía mi padre. Adoro a mi padre pero a veces me pone muy nerviosa determinadas actitudes.
Nos dirigimos al albergue, me duché y me acompañó al centro de salud, me esperaba una decisión difícil de tomar.
Debía de dejar de caminar por unos días, las ampollas estaban muy infectadas. Me daba mucha rabia. A regañadientes decidí no seguir caminando por unos días.

11 comentarios:

Unknown dijo...

Siempre caminando, encontrando amores, "ampollándote" los piececitos... Si te recordaba a tu padre hiciste bien... Yo apenas viajo y hace tiempo que... Bueno, me cuido la gripe y paso otra vez. Muy bien todo, un saludo.

MarthePG dijo...

Hay veces que es difícil encontrar ese algo que hace que no funcione. Y muchas más veces, al encontrarlo, no hay fuerza suficiente para decidir que cada uno por su lado.
Se curaron las ampollas con rapidez, para retomar el camino?

Anónimo dijo...

Normal que sintieras rabia por dejar de caminar unos días, ya te sentías parte de él ...eres camino. Yo fui más terco, el primer año tuve que ir a urgencias por una tendinitis y solo hice un día de reposo cuando el médico me mandaba para casa. Bueno un besazo.

Anónimo dijo...

La paciencia es importante, calma y paciencia

besos

scape95 dijo...

Ole, ole, ole, el Camino otra vez! Me encanta. Descansa y sigue, ¿vale?

Anónimo dijo...

Qué tu alma carezca de húmedas ampollas.
Gracias y besos

Sra. Chayo dijo...

te mando unas curitas desinfectadas para tus pies trota almas. espero que esos kilometros no sean en vano, pues yo ya se que tus pasos no lo son =).

te puedo acompañar?

Anónimo dijo...

...Nada iguala el sacrificio del caminante, donde la experiencia de sus propios pasos le devuelven a lugares, encuentros y emociones que, aunque repetidas, regresan nuevas para acompañarnos durante el trayecto. Primero a recuperarse, Mirada, y luego a seguir: Ánimo! SALUDANDO:
LeeTamargo.-

Unknown dijo...

Uff, con los pies infectados se puede hacer bien poquito, a no ser que sepas desplazarte con las manos haciendo el pino. Seguro que después del descanso de dos días tus piececitos mejoraron notablemente.

Un beso.

Anónimo dijo...

yo he visto discapacitados intelectuales llorar de rabia por tener que abandonar el Camino el año pasado por estas fechas, dándome una lección de pundonor y coraje que ya jamás olvidaré...

Me ha gustado recordarlo hoy Mirada

Anónimo dijo...

Algo iba que no iba bien. Tus pies. Pero ahora nos cuentas que había algo esperándote más adelante. Algo que logra desquiciarte. Así lo interpreté yo. Porque cuando hablaste de tu padre... al que llamas ... y sobre todo ahora... sentí que eso es lo que me sucede a mí con mi abuela. La adoro pero me saca de mis casillas: me desquicia. No lo podemos evitar. Nunca hemos podido. Detesto que me digan lo que tengo que hacer o lo lleven porque en los que no quiero entrar, cuando solo quiero amor, que me escuchen, compartir.

¿Por qué quedaste con él? Sea como fuera allí lo tenías. Allí te estabas enfrentando a lo que te limitaba.

Quizás tus pies quisieran detenerte. Quizás las piedras del camino te avisaban... voy a por ese café y regreso :)

Candela.

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