06 junio 2005
Una mujer entre olas
"On the Waves" NANCY ALMAZAN
Se reunían todos los viernes en un bar situado en la calle Real.
Charlaban amistosamente de lo que les acontecía a lo largo de la semana y eran observados discretamente por una mujer.
Esta mujer se deleitaba mirando para la escena que proyectaban sus cuerpos, desde hacía más de un mes, la única idea que le pasaba por la cabeza era reunirse con la pareja en un hotel, era su fantasía desde que los observaba.
El llegaba siempre a las seis de la tarde, en punto, nunca más tarde. Se pedía una cerveza, 1906, en jarra fría, bebía mientras contestaba mensajes de texto en su teléfono móvil, alimentando el encuentro, esos diez minutos que tardaba ella en llegar al bar. Un cortejo para encender la chispa de sus ojos y alimentar la excitación.
Ella llegaba radiante. Se sentaba no sin antes darle un beso en la comisadura de los labios, un coqueto beso, un beso que a él parecía transportarlo en suaves aleteos, sabiéndole a poco, dejándolo sediento. Sabedora sonreía, tierna su mirada, y con un poder de atracción extraordinario, dulce como una niña, y poderosa como una excitante mujer. Poseía esa mezcla explosiva, esa mezcla que según cómo la tratara podía hacerle sentir ternura o por la contra arrolladora pasionalidad. Sabía que jugaba con fuego, ese tipo de mujer que se mete en el alma para no salir nunca más.
Sentía la excitación de los dos, tanto del hombre como de la mujer, y esto le provocaba en exceso, decidió dejarles una nota en la mesa. “Habitación 19. Hotel Cristal”. Se miraron, su complicidad no tenía límites, su compañera simplemente sonrió con aprobación y terminaron sus cervezas.
Subieron a la habitación entre excitadas risas. La mujer que les entregó la nota se encontraba sentada entre la penumbra en una butaca; la cama iluminada por una luz creada por velas olorosas. Reconocieron el olor del sándalo y la música que sonaba de fondo, un Barry White casi en silencio que los acunaba, mientras retiraban sus ropas, los mecía envolviéndolos en el disfrute de sus caricias.
El acogía entre sus manos los redondos pechos y de pequeños pezones, unos pezones duros que pellizcaba con picardía mientras a ella se le escapan pequeños grititos, sus caderas danzaban juntas como si estuviesen atadas por hilos invisibles, una armonía exquisita. Sus lenguas se enlazaban mientras las manos se agarraban a los gluteos, recorrían espaldas y apretaban sus sexos con golpes intercalados con suaves masturbaciones. Y volvían a danzar las lenguas, buscando líquidos, apropiándose de la piel, lamiendo recorridos marcados y señalados por los dedos de cada uno. Compases marcados a intervalos provocando pasiones cada vez más intensas. Establecían juegos de mando, de poder de marcaje, si ella no obedecía o no era capaz de aguantar el ritmo del placer él paraba, entonces era ella la que marcaba, y así alargaban el tiempo sin tiempo, las sensaciones al límite. Los olores se mezclaban y se expandían, los distintos olores de la piel los saboreaban con exquisito interés. Se entretenían lamiendo y mamando con la misma devoción, lenguas y bocas en sexos, sexos en bocas y lenguas.
Se acostó penetrándola mientras movía su cuerpo oscilando como olas del mar. La mujer desapareció en silencio. La imagen sigue en la retina de sus ojos, esa imagen no se le olvida, la cara de placer, los labios relajados, la piel tersa y brillante, la mirada cómplice, el placer mutuo, belleza pura de dos amantes ondeando en las aguas de ese mar.
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20 comentarios:
Te decía que hiciste que fuera a ese lugar, me hiciste sentir ella, la que lo besaba en la comisura de los labios, la que le miraba tiernamente, coqueta, picara... al ir a esa habitación de hotel, ya no era nadie. Solo era una observadora... me convertiste en una voyeur miradiñaaaaa. Precioso relato finamente erotico. Muy a mi gusto.
Es uno de los textos más bonitos que te he leído, has conseguido mostrar el ejercicio erótico de manera que pareciera un baile, con armonía, con dulzura.
Qué todos los mares nos abracen con sus labios.
Abrazos mirada
Hace un poco de calor aquí ¿no?
De momento me he echado los hielos por la nuca. Uffff, ya va mejor...
Hmmm... ¿Qué insomne puede invocar el descanso tras haber contemplado la vida en llamas? Magnífico.
A mi me pasó algo parecido, pero debía ser el astral. Tengo calor, me ha dado.. y el felpudo de arriba me da miedo. Delgrial, Arturo.
Menuda historia, llena de pasión y de morbo. Me ha encantado.
Besos
Qué gran texto! Necesito una bebida bien fría y pasarme los próximos diez minutos sentado para que nadie sospeche que he plantado una tienda de campaña. Es lo que pasa cuando lees este tipo de textos en el trabajo, que acabas identificándote y...
Es precioso, Mirada, realmente bonito.
Muchos besos.
...Siempre me gustó contemplar el mar. Pero no imaginé que ibas a hacerme sentir un voyeur de olas y sensualidad, Mirada!
SALUDOS, AMIGA: LeeTamargo.-
Mereció la pena la espera desde el viernes ;)
He leído este post casi sin respirar... para terminar bebiendo aire.
Divino, estupendamente relatado. Gracias por regalarnoslo.
Un beso
Precioso mirada!!. Muy Almudena Grandes, excelente descripción. Besos
pablo.
www.desprendimientoderutina.com
Difícil escribir en clave erótica sin perder el buen gusto. Tú lo consigues, mirada. ;-)
Un abrazo!!
Que bien!... me haz dejado sufriente, tu sabes porque.
HAce mucho que no hacias un texto asi. Claro que es inolvidable, para mi, el Fruto de ti. Y este fruto de ti, será para mi recordable en futuras ocaciones. Parecio que fueran como 20 mujeres besadoras y 40 manos masturbatorias... cosa que no deja de ser interezante, porque yo nunca he sido buena para las matematicas, pero si para imaginar tus letras eroticas. Besos!
sabés que 5mentarios...
Pero con besos y abrazos.
Uli.
Que belleza!!! Erotico, romantico, detallado pero perfectamente cuidado.... Vaya esto es conocer las letras y volverlas sensaciones... muy intensas por cierto.
Sigues demostrando por qué eres mirada de agua. Adelante...
Todo alimenta la excitación, los diez minutos previos, el beso en la comisura, los bordes, las mezclas explosivas, mirar, el tercero, y la imaginación... las sensaciones hasta un infinito que nunca se alcanza, sólo se puede sumar y sumar, parece.
Ya te lo dije, pero va de nuevo: tus palabras tocan, llegan, acarician, conmueven.
Te dejo saludos, un beso.
Buenísimo, mil veces bueno... me has llevado de la mano de la dama adicta a ver el placer en rostros de extraños. Sinceramente creo que debes seguir escribiendo... Me ha gustado mucho.
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