Princesa desconocida

"Edward" DAVID COBLEY


Palabras dulces, paLabRas loCaS, palabritas, PALABROTAS, palabras cálidas, palabras graciosas, palabras blandas, palabrejas...

Las palabras viajan y cuando vuelven ya no se las entiende.

Érase una vez hace un tiempo, cuando soñar era como contarse historias que todavía no se conocen y cantar era como colorear las notas musicales en una pizarra, había una princesa que bailaba como si volase sobre el suelo.
Una princesa que pensaba que la selva era una inmensa habitación desordenada, que el bosque era el jardín secreto del mundo y que un indio era un cazador de sueños. Una princesa desconocida, célebre por su torpeza, llevaba una vida trágica, una existencia catastrófica, ya que cada vez que se reía le daba tortícolis, atrapaba insolaciones a la sombra y se indigestaba al beber agua.
Sus amigos le decían que no sonreír era como dejar de regar las plantas y que enfadarse era como empujar una pared que no se moverá nunca. Decidió volverse invisible y utilizar la noche como un agujero en cuyo fondo se puede uno esconder.
Sabe que el único deseo de los secretos que están encerrados es escapar y que cuando olvida algo es que una idea juega al escondite dentro de ella.
Todavía piensa que el ladrón es un mago al que nadie aplaude.
El azar es una historia de final desconocido y un día tan luminoso como una estrella en la noche salió en busca de su príncipe, sin saber quién era pero si muy segura de reconocerlo.

Ya sabéis que yo no sé quién soy, que tú no sabes quién eres y si eres la misma en otra parte, lo cambia todo, porque la vida cuelga de un hilo y el agua es un traje que no permite que nadie lo vista.