01 noviembre 2008

Tendremos que esperar



Y mientras espera,
camina levantando las piedrecitas que la tierra regala al mar,
respira la pureza de la tranquilidad.

7 comentarios:

Pedro M. Martínez dijo...

Parece un poema de Valente.

Te imagino.

Anónimo dijo...

"Que los que esperan no cuenten las horas..."

Tempero dijo...

Un puente en el fondo.
Una marea baja.
La figura de un puercoespín justo donde están incrustadas las piedras, perdón, piedrecitas.
Y la espera, esa condición dúctil del tiempo.
O esa condición dócil del tiempo.
O esa dulce conducta hacia la que debemos inclinarnos.
El tiempo como palmera, como dátil hacia una travesía del desierto, como lo hacen/hacían los bereberes.
Palmera, de quien tú sabes.

alba dijo...

Sólo así la espera se hace menos larga, más llena, más mar.

Dulces besitos.

Ogigia dijo...

Sigo leyéndote

Fernando dijo...

besos....

Anónimo dijo...

es tan dulce el amor y tan larga la espera

es tan cumbre el dolor y tan zarpa si reverbera

es tan lumbre el color y tan alma la certera

es tan fúlgido el temblor y tan blanda la tibieza

es tan pálpito lo menor y tan santa la primera

es tan cónclave el ardor y tan magia la firmeza

recuerdos de Dämmerung ;-)

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