14 febrero 2005

Noche en Pamplona

20 de septiembre de 2004

Allí estaba yo, acaba de descender del tren, en la estación de Pamplona.
Sentía revolotear mariposillas en mi estómago -no tan intensas cómo cuando te vas a encontrar con la persona que amas, pero casi- me encontraba por fin, al principio de esta aventura, que hace tanto tiempo quería hacer.
Bueno, y ahora ¿qué hacer? Tenía que ir a la estación de autobuses y conseguir un autobús que me acercase a Saint Jean Pied de Port.
La estación de autobuses de Pamplona es muy pequeña y no tiene un servicio de información, era domingo, preguntando me indicaron que en el bar de la estación me darían información. El camarero, muy simpático y muy amable, me comentó que si quería ir a Saint Jean que buscase otros tres o cuatro que quisieran ir, que preguntase entre la gente que llevase mochila, que tuvieran "pinta" de peregrinos y si los conseguía me decía de un taxi monovolumen para llevarnos por 80 euros. Estaba empeñada en salir, porque quería cruzar los pirineos caminando. Empezé a mirar mi guía y a pensar, que sino no había posibilidad, pues podía salir desde otro punto. Otro condicionante era que yo quería comenzar a caminar al día siguiente, quería empezar ya.
No encontré a nadie que quisiera salir de Saint Jean, en cambio encontré en la estación a una pareja, dos chicos de Ourense, que iban a hacer el camino desde Monreal, estuvimos hablando y tomando un refresco en la cafetería. Comentaban que no me obsesionara con salir de un punto, que podía salir de cualquier sitio, que dejase fluir las distintas posibilidades, porque todo tenía su razón de ser y si no podía salir desde Saint Jean sería porque no debía de salir desde allí. ¡Qué cosas! ¿no? Nunca me planteé esa cuestión, pensé en probar para comprobar hasta dónde fluía...
Ellos me animaron a comprar el billete para Jaca, compré el billete para ir hasta Jaca, salía a las nueve de esa misma tarde. Me gustaba su compañía, me sentía a gusto con ellos, y además ellos tenían experiencia pues empezaron en Somport y lo iban realizando por etapas, según su disponibilidad.
El camino de Santiago, el camino francés que es el que yo iba a realizar, en su comienzo en España tiene dos posibilidades, la parte navarra que comienza en Roncesvalles, la anterior etapa es Saint Jean - Roncesvalles y la parte aragonesa que comienza en Somport. Luego estos dos caminos se unen en uno solo en Puente de la Reina. Salir desde Jaca era perderme todo el bosque de hayas que hay después de pasar Roncesvalles, no sería comenzar en los Pirineos y no sé por qué pero ya no me sentía tan a gusto y un cuarto de hora antes de las nueve, decidí vender el billete que había comprado para ir a Jaca y resolví quedarme en Pamplona esa noche. Me despedí de Oscar y de Roberto, se quedaron muy sorprendidos, y les dije que seguía mis propias intuiciones como ellos me habían indicado.
No podía salir desde Saint Jean, por no pagar ese dinero yo sola, y decidí salir desde Roncesvalles. Para ir a Roncesvalles desde Pamplona sólo hay una línea de autobús, que sólo tiene una salida de lunes a sabado a las seis de la tarde, por lo tanto, esperaría al día siguiente a las seis para irme.
Ya era hora entonces de encontrar el albergue de peregrinos y dormir la noche en Pamplona.
El albergue en Pamplona está en el convento de las Hermanas Adoratrices, en el casco viejo de la ciudad.
El albergue estaba casi completo, cuesta cinco euros la noche, el silencio se establece a las diez de la noche obligatoriamente y comienzan a levantarse a las seis de la mañana, a las ocho hay que irse.
Estaba muy cansada del viaje, eran las diez y ya estaba durmiendo. Dormí profundamente pero a las cinco de la mañana, peregrinos franceses me despertaron, hacían mucho ruido con sus bolsas, un grupo importante de gente, empezaban a esa hora a salir a caminar.
Pensé que eran exagerados, hay todo el día para caminar, en fin, observé y me quedé hasta las ocho que era cuando ya me tenía que ir de allí, tenía todo el día hasta las seis para conocer Pamplona.
La ciudad es como otra ciudad más, edificios muy altos e uniformes en la parte nueva, lo mejor es el parque de la Ciudadela y el casco antiguo, el ayuntamiento y las calles por donde transcurre el encierro, los museos y no me dio tiempo a ver nada más. Tampoco me esforzé, me quedé unas horas descansando debajo de un árbol en el parque de la Ciudadela, el césped muy mullidito, daba gusto estar allí tumbada, refrescada por la sombra y veía a peregrinos cruzar, porque por allí pasa el camino. Ellos vendrían de..., a saber de dónde vendrían caminando. Y yo esperando para poder comenzar, y ya cansada entre los nervios y la falta de descanso. Estaba más pendiente de los demás que de mi misma, de cómo estaban preparados, de si yo estaba preparada. El recuerdo que me queda de Pamplona son las personas que me encontré ese día, muy amables y educadas, y un olor a césped recién cortado.

13 comentarios:

scape95 dijo...

Bien, bien, bien... ¿para cuándo el siguiente capítulo?

Una cosa... es que me ha hecho gracia, pero igual me río de mi propia ignorancia... ¿existen las Hermanas Directrices? XDDD

mirada dijo...

¡Feliz día de amor para todos y para todas!
Mis cariños para vosotras y vosotros.. Mil besos

mirada dijo...

Gracias Scape, jajaja, lo comprobé no son Hermanas Directrices -pobrecitas- son Hermanas Adoratrices -ya lo modifiqué en el texto-. Pido disculpas.
Es un diario de una aventura, cuando lo pasé a novela ;-) lo documentaré mucho más jaja ¡qué gracia me hizo!

scape95 dijo...

Eso me suena mejor, Mirada, jajajaaaaaaa..... ¿No serían las Hermanas Bisectrices? XDDD

Y no pidas disculpas que ha estado muy muy gracioso... Unas sonrisas para este lunes. :)

Anónimo dijo...

Los comienzos siempre son difíciles. Por cierto también podrían ser las hermanas meretrices pero no queda muy apropiado.

Haiduc dijo...

Siempre los mejores recuerdos parecen ser los de las cosas más pequeñas. Esas pequeñas cosas que forjan los detalles de nuestra vida y que son los ladrillos sobre las que apoyamos las pocas cosas grandes que nos suelen ocurrir.

Enhorabuena por el relato. Me ha parecido vivirlo en primera persona.

Ulises hijo de Angeles dijo...

Salud y Feliz día del Amor.
Que lindo es estar en viaje...y no olvidarse que las cosas más bonitas son gratis (v.gr, el olor a pastito recien cortado).
St.Jean de Luc o San Juan de Luz es el primer pueblo de Francia, no?
Besos.

reuben dijo...

Bueno, estuve caminando un ratito por Pamplona, gracias.

Unknown dijo...

Nunca he estado allí, pero te quedaste en lo fundamental de una experiencia, los detalles, las sensaciones, las personas. Buen Amor, si lo tienes. Un saludo.

Anuky dijo...

Suele ocurrir, mirada, que el recuerdo que guardamos de los lugares es, en verdad, el recuerdo de las personas con las que nos encontramos allí.

Un beso

Unknown dijo...

Buen día, sé que esto lo subiste ayer, pero otra dichosa reunión me ha mantenido alejado de la blogosfera...

Me alegra que continúes con tu historia sobre el Camino. Dicen que hay tantas como personas lo hacen, me gusta poder conocer la tuya.

Anónimo dijo...

Te estoy siguiendo por la aventura...Aventura que me hubiera gustado haber vivido...Aqui, contigo la llevo a cabo imaginación...Un besote Mirada.

LLuvia

Anónimo dijo...

Nos preparas para contingencias inesperadas. Seguro que yo daré con las mías propias pero esto sirve de mucho :)

Precioso, sigo adelante.
Candela

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