12 febrero 2005

Pamplona

19 de septiembre de 2004

Era domingo, un largo recorrido en tren, desde A Coruña hasta aquí.
Nos mantuvimos toda la noche despiertos, mis amigas, amigos y yo, para al llegar a la madrugada despedirme en la estación del tren a las siete de la mañana.
Toda la noche charlando, bailando y bebiendo cerveza. Mis nervios, mi alegría por comprobar una vez más que afortunada era de tenerlos conmigo, de ser parte de ellos, sus consejos, sus preocupaciones varias, sus previsiones ante la gran aventura que iba a realizar, me iban sumiendo en un estado de euforia y de excitación que recordaba en el viaje en tren.
Un viaje en tren que recorría toda la parte norte de España, todo esa parte que ahora realizaba en tren, a la vuelta sería caminando, si caminando, no me lo podía creer.
Debía de dormir, de descansar un poco, tenía aún muchas horas por delante para llegar a Pamplona, pero era incapaz entre el traquetreo del tren, la gente hablando y mis ansias por ver, por ver todo lo que aparecía por la ventana. Ya estaba una vez más, adelantándome a los acontecimientos, imaginándome que sentiría, cómo estaría, en qué condiciones me encontraría cuando caminase por ese camino que ahora veía a través de la ventanilla del talgo.
Repasando una y otra vez, mentalmente, si llevaba lo suficiente en mi mochila. Tantas preguntas pasaban por mi mente que era imposible conciliar el sueño.
Me atreví a entablar conversación con un grupo de peregrinos, que iban a Astorga, ya venían de vuelta, ahora se iban a su casa a descansar.
Me confirmaron lo que era imprescindible, un buen calzado cómodo, una vara para caminar, o mejor dos, me dieron muchos ánimos, se quedaron impresionados, porque mi itención era realizar el camino de Santiago desde Saint Jean Pied de Port, unos 840 kilómetros, ellos lo hicieron desde O Cebreiro. Si, la verdad que dicho así, impresiona, dijeron también que era muy intrépida, porque por encima lo realizaba sola. Pero a mí no me parecía, o sí, tanto me lo decían en mi casa, mis amigos, y estos desconocidos expertos, que ya me estaban haciendo dudar de mi atrevimiento. Para mí era mi reto personal, mi aventura, mi estado de libertad, quería por encima de todo, saber lo que me traería esta aventura.

8 comentarios:

scape95 dijo...

Habrá siguientes capítulos ¿no?

Ulises hijo de Angeles dijo...

Hola, bonito lugar... vendré pronto con tiempo a hurgar en sus habitaciones, si me lo permite. Feliz fin de semana. Besos.

Alas rotas dijo...

Hola vengo a agradecer tu visita a mi espacio, y es grato toparme con tan interesantes relatos, siempre me ha cautivado el camino de santiago espero con impaciencia la continuacìòn. Lindo espacio, y gracias por tomarme en cuenta en tus links pronto apareceras por casa tambien.

Un beso alto.

Poledra dijo...

Empieza bien, hay continuación?

Un abrazo!!

RUFUS dijo...

reconozko que yo nunca he hablado con un pelegrino. digamos que no se han cruzado nunca en mi camino. mis andares son paganos los caminos sagrados siempre quedan atras.

respeto todos los rituales (incluida la maratgon del corte ingles) pero yo voy ami ritmo. buen relato.

Anónimo dijo...

Me has dejado, "con la miel en la boca".Cuentanos el resto, que tiene que ser muy interesante.
Todas las personas que han tenido esa experiencia, sean creyentes o no, se ha sentido muy satisfechos, y se lo han pasado muy bien.
Espero 2ª 3ª parte, todo.
Besitos.
Rosa

Unknown dijo...

Me encantaría, al igual que al resto de gente que ha dejado su comentario, que continuaras contándonos tu experiencia. No sólo por conocer un poquito más de ti, sino porque querría hacer el Camino este verano y me vendrían buen tus sabios consejos de peregrina.

Un besote.

Anónimo dijo...

Pelos de punta. A mí si que me pareces intrépida. Y yo que lo voy a hacer sola. Ahora sí, o eso creo, o eso me hace ilusión... también siento esa intrepidez :)

Espero que me des muchos detalles y sentir la misma emoción en todos tus capítulos.

Que sepas, que lo has escrito por ti. Pero que te leo como si fueras una guía. Para compartir nuestro interior escribimos. No siempre se logra, no siempre nos comparten lo que compartimos. Pero... sigo con los pelos de punta, Mirada.

Abrazo tremendo.

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